martes, 26 de junio de 2012

Carol

El sábado a mediodía estábamos tirando florete y sable en la Celtic Champion. Lo estábamos pasando fantástico. La competición era dura, nadie daba un punto por perdido, porque todos los equipos queríamos llevarnos el dragón a nuestro país.

De repente, el horror. Carol, una veterana procedente de Wales, que estaba tirando florete, cayó fulminada y quedó muerta sobre la pista. Un silencio negro se cernió sobre el pabellón y sus pobladores. Hasta el aire pareció densificarse en una milésima de segundo, imposibilitando la respiración.

El tiempo dejó de correr mientras nos precipitábamos sobre ella los que estábamos más cerca. Masaje cardíaco, boca a boca, movilización de las piernas... Pero era evidente que nos había dejado. Todos lo veíamos, pero en los doce minutos que tardó en llegar la ambulancia -que parecieron doce horas- no cejamos ni un segundo de negar con nuestros actos la evidencia. Queríamos que viviese a toda costa. Pero ella ya se había ido.

El médico que venía con la ambulancia no pudo más que certificar el deceso y decirnos que había sido un colapso. Que al llegar al suelo ya estaba muerta...

Sus compañeros, sus amigos, nos contaron que padecía un problema de corazón, que ella lo sabía y que, repetidamente, había manifestado que, si le sucedía algo compitiendo, que su deseo era que continuase el evento, como si ella siguiese allí... Y así lo hicimos, por sus compañeros, por todos nosotros y, sobretodo, como homenaje a ella.

Celebramos la cena de gala, brindando en su honor y la sentimos presente todo el tiempo. El domingo, acabamos de tirar florete y tiramos espada, con el equipo de Wales completo, porque otra tiradora de otro país, asumió el papel de Carol.

Antes del finalizar y repartir medallas nos abrazamos todos los tiradores en un emocionado minuto de silencio, en un círculo bien cerrado y escuchando muy bajito el himno de su país. Corrieron en ese momento las lágrimas contenidas desde el día anterior. Dolor y emoción corrieron parejos en la catarsis colectiva. Nos sanó a todos. Y su espíritu voló libre y feliz. Seguro.

En la recogida de medallas, ella también estuvo y, las medallas que le correspondieron a su equipo, serán entregadas a su familia, que apreciaba altamente su afición.

Este fin de semana, esta competición, ha sido muy especial por muchas razones y, siento que el vínculo creado entre todos los que tales experiencias vivimos, revivirá cada vez que nos encontremos en cualquier tiempo y lugar.

Bye, Carol, glad to meet you. It was an honour fence with you. Have a nice journey.

2 comentarios:

  1. CARAY, MIREIA...

    que bien lo has contado!!

    Jo!! Me adhiero letra por letra a tus sensaciones y sentimientos!!

    Estupenda!! Me alegro de haberte encontrado en este blog: puso nena el enlace!!

    FANTÁSTICO!!

    Unha apertiña!!

    xose pi

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    1. ¡Hola, Pi, un gusto verte por aquí! Me alegra que mis palabras describan también tus sensaciones de ese día tan especial.
      Outra apertiña :-))

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