martes, 19 de junio de 2012

Por Detrás Tentación; Por Delante, Arrepentimiento...

Este fin de semana he estado en un congreso de medicina estética, uno de los muchos a los que, por mi trabajo, acudo frecuentemente a lo largo y ancho del país.

Y hace varios años que no deja de asombrarme, cada vez como si de la primera se tratase, el fascinante desfile de especímenes que por ellos pululan.

No salgo de mi asombro, digo, porque por esos lugares flotan, levitan, reptan, revolotean, todos los médicos estéticos famosos, cirujanos plásticos famosos, dermatólogos famosos, y aspirantes a famoso, que marcan las pautas estéticas que todos vemos en las revistas, teles, películas, etc. en los guapos de turno y que luego nos empeñamos reproducir en nuestras caras y cuerpos serranos.

Hay algunas ponencias realmente buenas, que aportan cosas esenciales para el avance del sector y algunos ponentes de calidad y gran talla. La mayor parte son publicidad, venta pura y dura, realizada por sicarios de bata blanca con título y especialidad. Un asco.

El público, médicos todos ellos, mata el aburrimiento arrancándole el pellejo al ponente del momento y que, según dicen todos y cada uno de ellos al que tienen sentado al lado, no tiene ni repajolera idea de lo que está hablando. Una gozada.

Pero lo mejor de todo, con diferencia, es la feria de las vanidades de los pasillos, breaks, comidas y cenas de gala.

Por lo general los hombres son más "normalitos" porque un traje por diseñoso que sea no deja de ser un traje y la gama de colores y complementos tampoco va mucho más allá. Los retoques masculinos son más discretos y, salvo algún lifting o blefaroplastia groseros, más dificilmente perceptibles. Que dan menos juego, vaya. Pero las mujeres, ay, las mujeres, eso es la bomba. Morros siliconados de medio kilo de peso, que ríete tu de la mona chita, prótesis tamaño Pamela Anderson, pómulos que llegan a hacer desaparecer la nariz, botox hasta en el bolso, pieles moreno-caribeño-de-solarium-todo-el-año; gasas, tules, bordados, escotes de vértigo, transparencias, minifaldas y tacones de infarto.

La media de edad real, sobre los cuarenta y tantos; la media de edad aspiracional, escasamente los veinte. Las ves de espaldas y a la distancia adecuada y puede incluso colar, por eso digo lo del "por detrás tentación" del título, pero por delante y de cerca, oh, my god!!!!! arrepentimiento total y absoluto, porque el impacto suele ser de ordago.

Casi todas quieren aparentar ser niñas, jugosas y sexualmente apetecibles y atractivas. Actúan y sobreactúan, cacarean y se pavonean como adolescentes calenturientas en lo que huelen varón, da igual que sea en edad fértil o no, a cien metros. Y son médicos, adultas, se supone que cultas, económicamente independientes. Y a mí, que soy mujer, se me cae la cara de vergüenza ajena.

Además no puedo evitar preguntarme si todas sus pacientes tienen esa misma pinta... que es lo que me parece más lógicamente esperable. Y me horripilo. Y saldría de allí corriendo no se me vaya a pegar algo en el fondo o en la forma. Menos mal que sé por experiencia propia que hay otras posibilidades y que no todas las médicos estéticas, cirujanos plásticas y dermatólogas dedicadas a la estética son esperpénticas sombras de sí mismas. Y que la medicina estética puede ser bastante más que una forma de mantenerse permanentemente en el mercado, dela clase que sea.

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